viernes, 17 de julio de 2009

Día 10, jueves 16 de julio: ¡Qué vienen los indios!


Con Kee (de Cherokee) ya vamos 3 en la moto

Nashville, Tennessee. 01:15 h. 1580 millas recorridas (2.542 km)

Hoy hemos amanecido en Cherokee, la reserva india que tienen al pie de las Smoky Mountains en Carolina del Norte. Se trata de una pequeña reserva llena de negocios enfocados al turismo, entre los que destaca el gran Hotel-Casino del que os hablé ayer.

La verdad es que la de los Cherokee es una historia dura. Hemos empezado por visitar el museo que se han montado en una de las principales calles de la Reserva. Allí te cuentan su historia y sufrimiento. Estos indios eran originarios de esta zona. En 1763, Jorge III de Inglaterra firmó con ellos un tratado en relación con una supuesta "política de civilización" en la cual, entre otras cosas, se aseguraba a los Cherokee que conservarían su estatus. Obviamente, nada de esto se cumplió. Así tuvieron que ir emigrando hacia el oeste, en lo que ellos llaman la Trail of tears (Viaje de las lágrimas) en la que la gran mayoría de ellos murieron. Algunos consiguieron llegar al oeste, y allí ya sabemos también que pasó. Solo unos pocos acabaron regresando a su lugar de origen, hoy son 12.000 y se les conoce como Easter Band Cherokee, y son los que viven en la Reserva.

Lo que más llama la atención de esta gente es la profunda relación que tienen con la naturaleza y, sobre todo, con los animales, a los que dan una tremenda importancia, hasta el punto de afirmar que su tierra existe gracias a los animales. El museo es muy agradable, no es grande con lo que no se hace pesado, parece que estás en medio de un bosque, con su decoración y su sonido ambiente, y puedes ver toda la evolución de su raza y todo tipo de restos y elementos propios de su cultura. Me gustaron las pipas que tenían, algunas de hace muchos siglos.

Tras el museo, a un par de millas, se encuentra el poblado de Occonalufee. Es una recreación de un poblado indio del siglo XIII. Bastante flojillo, la verdad. Lo que sí que merece la pena son las representaciones de danzas de guerra y demás, que cada cierta hora se pueden ver en la zona central del poblado.

Antes de dejar la Reserva hemos añadido algo más de peso a nuestro equipaje, una máscara Cherokee de recuerdo y, un nuevo acompañante, Kee, un castor de peluche que nos vigila las espaldas y hace cortes de manga a los que se nos acercan demasiado por detrás. Va sentado encima del topcase y la verdad es que el tío se ha integrado rápido.

Después hemos cogido de nuevo una carretera de montaña y hemos cruzado las Smoky Mountains. Al finalizar estas montañas se llega a un pueblo llamado Gatlinburg que ya pertenece a Tennessee. Es un sitio muy pintoresco y que nos ha causado una grata impresión. Es un pueblo con construcciones típicas de alta montaña, pero tiene tantas atracciones y restaurantes que parece un parque temático. Hemos aprovechado para probar las famosas costillas de cerdo (rub) de Tennessee. He pedido media ración y sobresalían del plato, supongo que si me llego a pedir la ración entera tendrían que juntar dos mesas. Luego he pedido un postre y un café. Yo esperaba que el postre fuese un porción de pastel, pues no, resultó ser una copa de tamaño mayor que la de la Liga de Campeones. Y ¿el café?, la taza bien valdría como abrevadero de caballos. ¿Es que aquí no saben hacer nada pequeño?

Al salir de Gatlinburg esperábamos encontrarnos de nuevo con estrechas carreteras de montaña, pero en vez de eso, seguía el turisteo a tope con una avenida de varias millas con un par de casas y decenas y decenas de pequeños parques de atracciones, museos interactivos, actividades temáticas, acuario, zoos varios, 2 o 3 empresas de paseos en helicóptero... Una verdadera animalada. Era un pueblo, pero parecía el "super-mega-parque de atracciones" más grande del mundo. Con razón esta es una de las zonas más visitadas del país.

Desde allí hemos tirado millas para llegar hasta Nashville, que tiene una pinta de la leche. Me ha sorprendido muchísimo, tanto que hemos decidido quedarnos aquí más tiempo del que pensábamos. En principio, nuestra idea era ir ya mañana hacia Memphis, pero lo dejaremos para el sábado a primera hora y mañana aprovecharemos por aquí el día, descansando un poco de la moto y disfrutando con todo lo que ofrece esta ciudad.

Nashville tiene una zona llamada "The District", hemos pasado por allí con la moto simplemente a ver el ambiente y, por ejemplo, la calle principal está plagada de bares con música en directo y muchísimas personas en la calle. Por el gran número de neones que tiene podría recordar a la típica imagen que tenemos de Las Vegas, pero aquí a pesar de las diferentes luces todas tienen algo en común, una guitarra y están colocados en pequeñas casas de ladrillo y no en grandes edificios. Esta es una ciudad muy universitaria y con este gran ambiente creo que nos vamos a divertir. Además, tenemos que hacer alguna compra, y nos apetecía hacer una visita a unos 90 km de aquí que muchos envidiarán, si no al tiempo. Mañana también va a ser un buen día.

Vídeos:


2 comentarios:

  1. Hola chicos.
    Impresionante primer semana de viaje, para alucinar,ameno,curioso,divertido,interesante y viendo como disfrutais,siento envidia sana de esta preciosa experiencia que estais viviendo!lo que se puede hacer con una vespa! de los videos deciros que no pongo en duda que los cherokee fuesen grandes guerreros, pero en cuanto a su danza, ponerles la macarena a ver si cogen algo de ritmo y de la champions que decir a este paso no se si estais poniendo en peligro el viaje de vuelta, por exceso de peso"en el equipaje"
    os seguimos a diario.
    un abrazo

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  2. Gracias por el apoyo laredano. Lo de los Cherokee tienes razón que en la danza de guerra no se menean mucho, pero supongo que era porque si le daban más caña luego no podían ni moverse. Yo, las anteriores generaciones no sé como eran, pero los de ayer había más de uno bastante fondón.

    Respecto a lo del peso de vuelta, a ver que pasa. La verdad es que de cantidad no es que estemos comiendo mucho, porque no desayunamos mucha cosa y una de las comidas la hacemos flojilla. Lo peor es la calidad, porque a pesar de no ser mucho, calorías sí que son a tope. Por estas tierras es muy complicado comer realmente sano, coges la carta y hasta las ensaladas tienen salsas.

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