viernes, 31 de julio de 2009

Día 24, jueves 30 de julio: Y al 6º día Dios creó al hombre... y Monument Valley


En el paraíso rojo, Monument Valley


Monument Valley, Arizona. 00:30 h. 6.235 millas recorridas (10.034 km)

Ayer, cuando nos enteramos de que el año pasado se había inaugurado un hotel dentro del parque de Monument Valley nos echamos las manos a la cabeza. Parecía un sacrilegio construir algo en medio de semejante maravilla. Sea como fuere, si el mal ya estaba hecho, había que aprovecharlo, así que esta mañana reservamos una habitación con vistas a través de internet. Por suerte aún quedaban. La habitación es cara en comparación con lo que nos estamos gastando de media en alojamiento, pero... es el dinero mejor gastado de mi vida. Y el hotel tampoco desentona tanto, está en la zona de aparcamiento, en un alto sobre el valle y bastante bien integrado con el entorno.

Hoy nos levantamos con la idea clara de adentrarnos en Arizona. Dejamos Silver City para coger carreteras secundarias hasta Window Rock, la capital de los indios navajo. Hoy hemos recorrido unos 700 km, pero no estamos cansados, han sido muy entretenidos y hemos tenido el privilegio de disfrutar de varios tipos de paisaje, a cada cual más sorprendente. De todos esos km, solo 30 han sido por carretera interestatal.

Ha llegado a ser desconcertante pasar del paisaje árido de tierra y pequeños arbustos del oeste de Nuevo Méjico, a los frondosos bosques de Gila o de Apaches, en la frontera con Arizona. Después de ellos, tierra amarillenta, luego más bosques y, de repente, el mundo se volvió rojo, y por favor que no cambie nunca.

Hicimos pues, parada para comer en Window Rock, y sobre todo, para visitar su Window Rock, un gran hueco en medio de una montaña. Impresiona por su tamaño. Esta ciudad está considerada la capital de los indios navajo, y ciertamente, por allí no se veía otra raza que no fuese la india. Por cierto, que los navajo han sucumbido al McDonalds, como el resto de la humanidad.

Se ve que nos hemos quedado con hambre, porque nada más salir del pueblo nos hemos "comido" una bola rodante del oeste. Ya sabéis, esa que cuando la veis suena el "tiroriroriiiiii tariiiirooooo". A pesar del susto porque en un principio no sabía que era aquello, ha sido uno de los momentos más graciosos del viaje. Íbamos tan tranquilos por el único tramo de interestatal del día y, de repente, algo se nos echó encima, literalmente, apareció de la nada y me subió por las piernas. Resultado, un pincho en la pierna derecha y "ramallos" por la ropa. Aún el otro día bromeábamos con que a pesar de haber recorrido pueblos "medio fantasma" no habíamos visto las bolas de arbusto, con lo que habíamos llegado a la conclusión de que era una invención del cine para dar más dramatismo a determinadas escenas. Pues no señores, existen, y atacan si pueden.

De todas formas estas bolas no son lo único que te puedes encontrar por la carretera. Algún día haré una recopilación de todos los animales muertos que hay en las cunetas, sin duda, los armadillos se llevan la palma, pero hoy hay que añadir dos a la lista que no esperaba, un águila y una vaca. Aquí se van a quedar sin fauna.

Eran casi las 7 de la tarde cuando hemos llegado a uno de los sitios más increíbles de este nuestro planeta, tampoco estoy muy viajado, pero esto es dificilmente igualable. No se puede definir con palabras, las fotos y los vídeos no le hacen para nada justicia, estar aquí, verlo de cerca y con esta luz... Monument Valley te deja simplemente "abraiado".

Además, este lujo de terraza desde la que estoy escribiendo esta entrada... La habitación es igual, todo su precio lo vale esta terraza. Habrá muchos hoteles de 5 estrellas en el mundo, pero sin duda, el lujo es esto.

Lo primero que nos ha sorprendido es el tamaño del valle. Teníamos la idea de las 4 o 5 formaciones rocosas que todo el mundo conoce de las fotos, pero eso no es más que la entrada. Entrar al parque es barato, 5$ por persona, y se puede hacer un recorrido con el propio vehículo, nada recomendable si le tienes un mínimo aprecio. Nosotros sabíamos que la carretera estaba sin asfaltar pero no sabíamos exactamente cómo era. Así que subimos las cosas a la habitación del hotel, disfrutamos un poco de las vistas de la habitación y cogimos la moto para hacer la ruta. A la entrada vimos unos puestos con guías nativos y decidimos dejar la moto y que nos llevaran a hacer el recorrido en un jeep. ¡No os imaginais que decisión tan acertada! Con la moto no subiésemos pasado ni los primeros 50 metros, ¡menudo destroza culos! Hasta el jeep tuvo problemas en alguna parte del recorrido. Así que, en serio, si venís algún día con vuestro coche o moto ni se os ocurra meterlo por allí.

Además, hacer la visita con un indio navajo, en nuestro caso una navaja, es mucho más completo, no solo por las explicaciones que pueda dar, si no también porque ellos pueden acceder a partes del valle que están prohibidas para los vehículos privados, entre otras cosas porque se quedarían allí para siempre. Gracias a esta navaja, hemos visto partes escondidas del valle muy interesantes, incluidas unas pinturas en una de las paredes de una de las formaciones, cuevas... El momento de disfrutar de una de estas últimas mientras un navajo tocaba la flauta ha sido casi mágico.

Todas las formaciones en Monument Valley tienen nombre, la mayoría obvios, porque es sorprendente que la mayoría de ellas recuerden claramente a algo, son muy claras la mano, el dragón, las tres hermanas, el elefante...

Para acabar el día hemos cenado en el restaurante del hotel. Estoy un poco cansado de carne pero no vi mucho más y me pedí un chuletón. Y, sí, los indios lo han conseguido, no sé si era de búfalo de las praderas o qué, pero ha superado a la carne texana. Y, ya de postre, peli de John Wayne rodada aquí proyectada en una de las fachadas del hotel.

Todo lo que pueda decir no se puede comparar con verlo, así que echarle un ojo a las fotos y los vídeos. Me gustaría colgar todo el material que tengo porque no sabía ni cual elegir, por supuesto a nuestra vuelta si a alguien le apetece ver algún vídeo a alguna foto más, lo hará.

Gran Cañón, mañana vamos a por ti, pero ya te puedes poner las pilas porque el listón no es que esté alto, está más allá de este universo.

Vídeos:


2 comentarios:

  1. ¡Dios!. Daría algun año de mi vida por estar en medio de ese universo rojo de Monument Valley. Me sobra ese hotel, me parece un sacrilegio..pero hay que agradecer que gracias a él habeis podido pasar una noche contemplando esa maravilla desde la terraza...supongo que no se os habra ocurrido echaros a dormir. Yo no hubiera pasado una noche sino varias noches con sus dias. Y ahora EL GRAN CAÑON...no se como podeis resistirlo...tomaros alguna tila, porque las emociones fuertes pueden pasar factura.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Pues no hace falta tanto para estar aquí. Hay que ahorrar solo un poco, cogerse una buena oferta de vuelos y estar aquí no es caro.

    Lo del hotel sí que me parecía fuerte cuando nos esteramos, pero la verdad es que tampoco está muy a la vista, está en la parte de arriba de la entrada, junto con el centro de visitantes, y al menos está bien integrado, solo 3 alturas, mismo color que la tierra de por aquí, la verdad es que pasa bastante desapercibido.

    Y ahora al Cañón.

    ResponderEliminar