lunes, 28 de septiembre de 2009

ReflEEUUxiones: Monument Valley, nuestro Nº1 USA




Muchos nos preguntáis qué es lo que más nos gustó de nuestro viaje por los Estados Unidos. Es muy difícil contestar, sobretodo sin poder diferenciar entre grandes ciudades, pueblos o espacios naturales.

Aún así, siempre contestamos Monument Valley. "El valle de las rocas" (que es como lo conocen los navajo) nos sorprendió tanto, que bien merece adelantar en el ranking a NY, Chicago o el Grand Canyon.

El valle, situado en la frontera entre Utah y Arizona, está dentro de una Reserva de indios navajo, por lo que son ellos los que gestionan las visitas guiadas, el hotel y el restaurante...

La principal vista del valle es la de la foto, sacada desde el mirador en el que se encuentra el hotel. Es la vista que probablemente nos resulte familiar a todos, ya que estas imágenes han sido protagonistas una y mil veces de míticas películas de vaqueros como "Ford Apache" de John Ford. Y esto era lo que esperábamos encontrar cuando nos dirigíamos hacia allí.

La vista desde el mirador es obligatoria, sin duda, pero también lo es introducirse en el valle y rodearse de todas esas moles rojas. Hay un camino de varias millas que serpentea entre las formaciones, y que en principio puede ser recorrido en vehículos particulares, pero no es nada recomendable al menos que tengas un jeep. El camino es impracticable si no tienes el vehículo adecuado y para nosotros era totalmente impensable recorrerlo en una Harley de tropecientos kilos. Pagamos a una nativa navajo para que nos llevara en su jeep, es lo que hace practicamente todo el mundo, y sin duda es la mejor opción. No solo por la comodidad, sino porque ellos están autorizados a salirse del camino. Gracias a esto descubrimos rincones impresionantes del valle que no hubiésemos podido ver desde la "ruta oficial".

La sorpresa fue que Monument Valley no es solo ese conjunto de tres formaciones, Mittens y Merrick Butte, sino que hay muchísimo más. El valle no es un valle en el sentido estricto de la palabra, sino que es un desierto ancho y plano con unos colores rojizos tan brillantes como nunca habíamos visto antes. Estoy convencido de que la luz de ese sitio al atardecer lo convierte en uno de los parajes más maravillosos del planeta.

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