lunes, 14 de septiembre de 2009

ReflEEUUxiones: viviendas (por Lucía)



Cierra los ojos e imagina una casa americana: posiblemente un par de alturas, con techo abuhardillado, porche con mecedora o columpio, madera blanca, un jardincito delante y, a lo mejor, hasta una bandera estadonidense. ¿Me equivoco? Pues esa casa que a todos nos vendría a la mente gracias a las innumerables pelis y series familiares tipo "Cosas de casa" o "Los problemas crecen" son reales. De hecho en nuestro viaje hemos pasado por calles que irremediablemente me hicieron recordar la serie "Aquellos maravillosos años" con una calle ancha en la que juegan los niños rodeda de aceras con árboles y casitas unifamiliares. Es curioso cómo, gracias a la pequeña pantalla, nos puede llegar a resultar más familiar este tipo de calle que cualquiera de nuestra tierra, es como si uno ya hubiese estado allí anteriormente.
Lo cierto es que en este viaje hemos comprobado que la mayoría de americanos viven en casas con jardín. Aunque varias cosas llaman nuestra atención.
Primera: sorprende ver como la mayor parte de viviendas no poseen vallas ni cierre de ningún tipo. Uno puede entrar en propiedad privada sin impedimento. Me gustaría saber cómo deciden hasta dónde llegan sus límites. Quizás no sea tan raro y sea un problema de mentalidad, soy gallega y aquí el tema de lindes, "ferrados" y demás... me persigue. No sería tan raro si no fuese porque...viajando por zonas prácticamente desiertas, al lado de la carretera, el territorio sí estaba delimitado con vallas metálicas, de madera...que impedían el paso. ¿A quién le importa un trozo de terreno perdido en el desierto? Y me niego a pensar que todo aquello fuese de los militares...
Segunda: Predominan las casas y no siempre parecen haber sido construidas en ese sitio, me explico: hay un montón de viviendas prefabricadas, viviendas rodantes (nos cruzamos con más de un camión transportando casas) y mucha caravana que se ve perfectamente que no está de paso. Yo lo entiendo perfectamente, si viviese allí tampoco sabría decidirme por una ciudad, pueblo o estado y me encantaría vivir una temporada en cada sitio.
Tercera:lo que está claro es que visto lo visto es normal que cada vez que hay un tornado todo salga volando y es que, creo que en América no se saben el cuento de los tres cerditos y que no han aprendido eso de utilizar ladrillo y cemento.
Aún así, cada vez que pasamos por pueblos y carreteras desde las que veíamos estas casitas me invadía una sensación reconfortante: mayores sentados al fresco, banderas ondeando y niños saludándonos al pasar. Cerraba los ojos y deseaba que apareciese el señor Winslow y nos invitase a pasar y tomar una limonada con su familia.

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